Buenos días:
¿Eres
VALIENTE? ó ¿Conoces a alguien VALIENTE?
¿Por
qué os pregunto esto?
Porque tras leer el siguiente Post, me he dado
cuenta de que no sólo no he conocido a ningún Valiente, sino que las personas
con las que me he topado hasta el momento en mi vida, ya sea hombres o mujeres,
pues no sólo esta reflexión lo aplico a las relaciones de pareja, sino a las
relaciones con las que cada día tenemos que vivir.
Pues la transparencia, sinceridad, humildad y
bondad, escasean pero cada vez más. Estamos construyendo una sociedad de máscaras,
donde el disfraz es diferente según la circunstancia y las personas a las que
nos dirijamos. Sí así de triste, pero real. En mis últimas semanas, tras salir
de un letargo en el que estaba viviendo, y me estaba moviendo, he podido por
fin ver esto de lo que os hablo. Y lo peor, que lo he vivido y sigo viviendo. Es
triste, y a la vez penoso y doloroso, pues soy una persona bastante emocional y
sensible, por lo que quizá quien me conozca un poco, al tener estos puntos que
según el caso, son débiles, me consiguen ganar y enmascarar esa realidad que
esconden tras su máscara. Ojalá, esas personas con las que he topado en mi
vida, puedan dar el paso de Ser VALIENTES, porque sus vidas cambiarán y
entregarán la belleza que tengan dentro, porque considero que la tienen.
La verdad que hay que ser muy, pero que muy
VALIENTE, para quitarse esa “máscara”, esa “armadura” y enseñar el verdadero “Yo”.
Algo muy valioso y de agradecer a quien lo haga, porque sinceramente, esta
sociedad, lo necesita. Ya esta bien de vivir entre tantas falsedades y pongamos
“VERDAD” en nuestro día, porque sólo así, todo empezará a ser Iluminado y empezará
a funcionar y salir de ese LETARGO en el que realmente nos movemos y vivimos.
Aquí os paso tal cual, esta Bellísima
reflexión. Espero que os guste. Doy las Gracias
a la persona que ayer lo compartió conmigo.
El Post se llama: "SAL CON UN VALIENTE", por si lo queréis buscar en Internet.
Autor: Pablo Arribas
No existe hombre tan cobarde como para que
el amor
no pueda hacerlo valiente y transformarlo en héroe.
Platón
El mensaje es claro: sal con un valiente[1]. Esto no quiere decir que intentes, a ser
posible, salir con un valiente, no. Quiere decir que salgas con un valiente. Con
un valiente o nada.
Nadie debería enamorarse de alguien que, tras el
tiempo suficiente, no sea capaz de decirte: “mi apuesta eres tú”. All
in. Todo el mundo merece escuchar, al menos, un “¿sabes qué?, me la
juego contigo”.
Al igual que tú, he visto a personas reaprender
un deporte tras perder algunas partes de su cuerpo; he visto a gente trabajar
meses o incluso años sin cobrar y a otros trabajar en un restaurante de comida
rápida para terminar y ponerse a escribir, pintar o bailar porque eso no les da
aún de comer; y he visto a un hombre que no puede vocalizar ni coger un lápiz
revolucionar la ciencia… Y aún así, siempre hay alguien que dice: “no, es
que no es mi momento”, “es que estoy centrado en mi trabajo”, “es que salgo de
una relación” y demás excusas para llevarse el polvo pero dejar el
mueble. Si hay amor se encuentra la manera.
Vivimos en una época donde no hay dragones que
matar ni tierras que conquistar, y donde el acceso a recursos y las
oportunidades son tan abundantes que saber lo que se quiere e ir tras ello constituyen
el único espacio para el heroísmo. Hoy, el (principal) problema no es
que no se pueda, sino que no se quiera lo suficiente. La mayoría de cosas que
no hacemos no es por dificultad, es por falta de amor.
Creo que la valentía es el valor más grande que
puede tener un ser humano. Un valiente arriesga, elige, toma partido, se hace
responsable y crea su destino. Es el capitán de los optimistas,
pues no solo ve lo bueno sino que lo persigue sin negociar. Una persona así
solo puede hacer tu vida más rica.
Como le gusta decir a Álex Rovira, “el coraje,
más que la ausencia de miedo es la consciencia de que hay algo por lo que
merece la pena que arriesguemos. El coraje es la fuerza del amor al servicio de
la consciencia”. Y es que coraje y amor son atributos que se ven en el espejo:
el que ama, arriesga y el que arriesga, ama.
“Detrás de alguien que arriesga, hay alguien que
ama.”
Cuando no sepas dónde están esos valientes,
fíjate en los que dicen sí diciendo no, pues detrás
de alguien que renuncia hay una persona que elige, detrás de alguien que elige
hay una persona que arriesga y detrás de alguien que arriesga hay una persona
enamorada. Donde hay un valiente, hay un amante.
Lo que diferencia a alguien valiente de un
“cobarde” es que no se queda parado ante la bifurcación pensando en lo que
pierde o en lo que renuncia, sino que ve en ti una victoria y ganancia
suficiente como para no tener que mirar atrás. No se echa a un lado pensando
que siempre puede venir algo mejor, porque acepta que el mundo es
imperfecto, que tú lo eres… que los dos lo sois. Sabe que lo importante no
es ni la realidad, ni lo que hay, sino lo que podéis llegar a crear,
y para eso no hace falta ser perfectos, hace falta ponerse
manos a la obra.
Un persona valiente no está pensando en las
chicas o en los chicos que deja escapar, está pensando en ti.
Eres su apuesta y su elección, y cualquier otro lugar le parece segunda
división.
Nunca verás a un valiente haciendo una lista
de pros y contras, porque para ellos el amor no es un mercado ni tú un
producto más. Las decisiones racionales las dejan para los yogures o las
hipotecas, nunca para sus sueños. Nadie se hizo rico apostando en pequeñas
cantidades.
“Los valientes se la juegan porque “esa aventura
no se la pierden”.
Si lo piensas bien, muchos de los dolores de
cabeza amorosos que has tenido podrían haberse evitado saliendo con un
valiente. Así que, la próxima vez que vayas al mercado de
parejas de viaje, solo tienes que abrir los ojos y mirar de una forma que
quizás no hayas hecho antes: en lugar de buscar por la categoría belleza, profesión, estudios,
o dinero, busca por la categoría sé quién soy/sé que
quiero. Desconfía de lo pulcro, los cánones y lo resplandeciente, y
fíate de la sangre y lo sucio, pues los valientes están llenos de arañazos
y cicatrices, aunque a veces no se vean. Los valientes se baten el cobre, son
los que bajan a la arena y se la juegan porque esa aventura “no se la
pierden”. Es muy difícil encontrar a un valiente con el traje
impoluto.
Un valiente no entiende la estúpida forma que
tiene la cultura de valorar el éxito o el fracaso y la pérdida o la ganancia,
pues cree que a nadie que lo ha dado todo se le puede exigir nada y que lo
único que verdaderamente se puede perder en la vida no es una pareja,
un partido, un sueldo, etc., ellos saben que lo único que
verdaderamente se pierde en la vida son oportunidades.
[1] *(Y
digo un valiente como digo una valiente. Me niego a afear un post con arrobas y
barras si puede sobreentenderse).
No hay comentarios:
Publicar un comentario